miércoles, 26 de agosto de 2009

Desencuentros

En estos días en que todo el mundo se encuentra (o reencuentra) en facebook, yo también me hice uno para ubicar a mis ex compañeros de básica. Me parecía de lo más emocionante y buenisimo, el problema empezó cuando uno de ellos dijo que yo cuando niña hacía una línea en la mesa que la dividía en dos espacios (uno mio y el otro de él), si él se pasaba de su espacio, yo lo acusaba al profe. Otra tonta me dijo que se acordaba que yo no le soplaba a nadie en las pruebas y que era Lo perna del mundo. Por último un tercero fue super simpático hasta que se dio cuenta que yo no era la niña que él creía.

Cerré el facebook. Ahora pienso que no tiene ninguna gracia encontrar a la gente de antes.

Coscorrones

De un tiempo a esta parte Santiago se ha vuelto polillas, de esas grandes que rebotan en todo y suenan. Francamente me cargan. El José me dice alaraca, pero yo se que a él también le asustan, él no grita, pero se pone coscorrón cuando encuentra una en su balcón. "Coscorrón"...esa palabra la inventamos los dos y es como ser cascarrabia y enojón. Ser coscorrón po, así es él cuando ve una polilla y así me pongo yo cuando él se pone así.

Trampas

Ojala pudiese ser tan pilla como mi abuela, ella siempre me enseñó sus ingeniosos trucos para salvarse de los exámenes, entre lo que se cuentan escribir en un papelito todo lo que se va a evaluar y atarlo a un elástico, de modo tal que un extremo de él este amarrado al hombro y el otro este pasado bajo la manga de la blusa, por ende si te hacían abrir la mano uno soltaba el elástico y nadie te pillaba. Otra técnica solo sirve si los pupitres son negros (como en su época) porque así se escribe en la mesa la información a evaluar para, durante la prueba, utilizar el "vaporcito" de la boca y leer todo.

En cuanto a mi, tendré que inventar mis propios modos porque cuando tengo pruebas nunca encuentro elásticos y mis mesas de la U no son negras.

viernes, 21 de agosto de 2009

Manifestaciones

El cuerpo enfermo no aguanta la presión y por la boca salen llagas que buscan dolor físico para apasiguar el del espíritu. Mi estomago arde y me avisa que ya no debo tragar más, y vomito para aliviarlo...El vomito nadie sabe lo que es porque son muchas acumulaciones de mierda y, además, sangro porque las entrañas están colapsadas y ya debo dejar de comer, de tragar, pero me da hambre y hay un problema porque nunca he aprendido a comer nada que no sea mierda, por eso soy mañosa y sangro y busco más.
¡Ya! si ya voy a aprehender...
Creo que moriré de algo así, ojalá que no, pero si hoy me pregunto que será capaz de terminar conmigo diría que mi intestino o mi esófago...en fin de eso.

Mi amigo

Yo tenia un amigo, él era maravilloso en esa vacilación sobre la cuota de terror que compone a lo que se es denominado así.
Me ayudaba como nadie y me mataba un poquito llevándome a lugares que yo trataba de evadir con la facilidad que tengo para huir de lo que no me gusta, pero él me conocía (me conoce mejor dicho) y sabe diferenciar cuando yo parloteo y cuando realmente hablo.
Lo desprecié y, al mismo tiempo, le reproché el haberme dejado sola ¡y yo misma me dejé sola!, pero él sabe.
En días como hoy tengo nostalgia de él y quizás él también tenga de mi, pero no me alcanza como para buscarlo porque ese misma cobardía me gana.
Mi amigo es el único que podrá insultarme sin hacerlo y yo siempre seré la única que le tenga miedo.
¡Es que él es terrible!