Creo en los inicios y finales por sobretodo. Pienso que toda la energía esta contenida en esas primeras palabras que rompen el silencio, como el génesis y el sonido del universo y la creación por medio de la palabra- y en esas últimas que te excluyen y te botan con violencia a la realidad, es este fluido imantado el que abre la puerta hacia la otra dimensión a la que nos movemos.
Ese instante es el más importante, depende de esas primeras lineas si me integro o no, como ese primer beso que condiciona si después vendrá algo bueno o si hasta ahí no más se llega, ese preludio que te roba 21 gramos para entregarlos a un absorto escape.
Con los finales debiese ocurrir lo mismo, la energía, cual pila, debiera ser equivalente , aún mejor: simétrica, pero me ha costado encontrar finales así, casi todos se desinflan como si su autor no supiese cual es la nota final de la sinfonía.
Una especie de relacion de entre puntas, esa apertura al mundo en el rompimiento de un simple cordon para despues, guardarte en una caja.
A mi juicio se debiese escribir sabiendo el final si se es planeado porque si fluye naturalmente sin una intención forzada se conforma noble y solo.
Hay gente que sabe a que vino...otros lo descubren en el camino.